El Salvador es el país con la legislación sobre aborto más rígida de Latinoamérica, contempla penas de más de 40 años de cárcel para las mujeres que se practican un aborto. Uno de los casos más sonado fue el de “Las 17” que fueron encarceladas y representan la lucha de las mujeres salvadoreñas por su derecho a decidir sobre su propio cuerpo. Según el Center for Reproductive Rights, Haití, Honduras, Nicaragua, Surinam y República Dominicana son países donde el aborto también es prohibido por completo.
Entre los países donde es permitido el aborto cuando el embarazo pone en riesgo la vida y salud de la mujer, en caso de violación, estupro, incesto y deformación o inviabilidad del feto, tenemos a Belice, Brasil, Bolivia, Colombia, Costa Rica, Chile, Ecuador, Guatemala, Paraguay, Perú, Panamá y Venezuela.
Argentina formaba parte de esta segunda lista, pero las cosas cambiaron a partir del 30 de diciembre del 2020 cuando el parlamento aprobó con 38 votos a favor, 29 en contra y una abstención la legalización del aborto en las primeras 14 semanas de embarazo. Por horas las y los argentinos se concentraron en las afueras del parlamento para esperar la respuesta sobre la legalidad del aborto. La celebración de la marea verde feminista no se hizo esperar en las calles de Buenos Aires y otras ciudades de Argentina, en muchas plataformas sociales se leyó: Es ley al lado del emblemático pañuelo verde.
Este triunfo, significativo para las niñas y mujeres en Argentina, es la conquista del derecho a decidir sobre el propio cuerpo, de decidir si ser madre o no, es la conquista de un derecho humano irrenunciable. Acá les comparto un episodio del Anfibia podcast publicado el 31 de diciembre, explica brevemente la legalización del aborto en Argentina ligado con la historia de Andrea Paz. Este episodio fue producido, escrito y narrado por Julieta Greco y Leila Mesyngier.

Los sonidos del Impenetrable – Muy en una
Pero volvamos la mirada hacia Europa y Asia, la legalización del aborto en algunos de estos países también es materia de discusión. En esta semana nuevamente cientos de mujeres y activistas polacas salieron a protestar a las calles por el tema del aborto. En Polonia, si bien el aborto se permite en los casos de violación, incesto y por razones de salud mental, se ha experimentado un grave retroceso cuando se vuelve a discutir su penalización.
No hay duda de que en Polonia la lucha por el derecho al aborto será ardua, me temo que existe un riesgo de que el parlamento apruebe la criminalización del aborto debido a los fuertes lazos que el Estado tiene con la iglesia católica.
El lunes pasado en Bangkok, Tailandia, el senado aprobó con 177 a favor y 7 en contra, la ley del aborto que permite la interrupción del embarazo durante las primeras 12 semanas en caso de que mujer corra riesgo de morir, por salud mental de la mujer, por violación y por deformación del feto.
Empezaba a celebrar esta nueva ley cuando leí, en el New York Times del 28 de enero, las objeciones de varias activistas por encontrar que la nueva ley no contempla el hecho de que la mayoría de mujeres tailandesas se practican el aborto luego de la semana 12. Abortar durante ese tiempo se castiga con cárcel.
Los pañuelos verdes aún flotan en el aire, no dejarán de formar mareas de lucha a lo largo de este año. Es importante remarcar que exigir el derecho al aborto libre, gratuito, legal y seguro no es un capricho de las feministas o de los movimientos de mujeres, sino que es un derecho humano que nos corresponde porque solo nosotras decidimos sobre nuestra cuerpa.
Foto de portada: Kimmo Lehtonen
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